lunes, 12 de marzo de 2012

Gaudeamus igitur.

Dentro de la lógica del lugar, cuando con ETA no se pudo acabar más que con la ayuda de París, cuando los trabajadores van volviendo a París, a trabajar, y a la France toute entière, pues tal cosa aquí, el trabajar, debe de ser todavía invento del diablo, o cosa de luteranos, y de lo que más valdría cuidarse y mejor que se ejerza  fuera del Reino actividad tan perniciosa, cuando los garbanzos se traen de Francia, que ya no de Fuentesaúco, metafóricamente, no solo, sino en paquete de kilo en paquete de kilo hablando, cuando la estructura del sector agroalimentario español se decide en París, y el de la distribución, y el del automóvil, y el de..., y cuando es de todos conocido y notorio que los niños los importa la cigüeña, asimismo desde París, es cuando finalmente el flamante Ministro de los Úteros en flor, ha acabado por concluir lo obvio y lo inevitable. Váyanse las mozas de nuevo a abortar a París, como han hecho de toda la vida las personas decentes, dispongo.

Y no sabe uno bien si la cosa de la proposición ministerial sea por causa de advenida iluminación por la mucha repetición de jaculatorias, Señor ten piedad..., señor ten piedad, o Stella Matutina, ora pro nobis, o más bien se trate del estribillo aquel, con su son, y ya para concluir, que desgraciadamente no recuerdo del todo en su literalidad, pero que nos cantan a diario a todos y que reza algo así: –no sé muy bien qué de la minga, Dominga, que vengo de Francia–, aunque seguro que algún lector se acordará de él. Del estribillo, digo.

O tal vez, sea simplemente una modesta proposición, un globo sonda, que le llaman, especulando con la hipótesis de que sodomizando con esmero a la población es del todo seguro que se evitarán los abortos, y que la Nunciatura, tan concernida en el asunto o, bueno, en fin, la Jerarquía, y a este respecto de la sodomia, tal vez pueda, y bien se entiende que solo en este caso, y exclusivamente a este efecto, cerrar un ojo. Alegrémosnos, pues.

1 comentario:

  1. Pues sí, señor, recuerdo ese estribillo como si lo estuviera oyendo. Y aunque soy lectora, no el `lector` al que usted invoca, me siento comprehendida en ese masculino genérico, lo que siempre me ocurrió, así que ni le digo a día de hoy, tras el tronante espaldarazo de la RAE, al que se sumaron con celeridad de rayo académicos extranjeros, aun de allende los mares. Voy a ello, pues.

    Mire, el estribillo dice exactamente: `Chúpame la minga, Dominga, que vengo de Franciaaaaaaa...` Aquí le dejo la fuente primaria:

    http://www.youtube.com/watch?v=3sgqo_OE5dU

    Curiosidad. En mi pueblo, donde, a saber por qué no hablan castellano, sino gallego, solía escuchar una estrofa, casi transcripción de una de las incluidas en el documento sonoro. Me inclino a pensar que el primigenio fue este, el gallego, en razón de que lo escuché de boca de varias mozas, seguramente hoy abuelas, y ya mi madre y mi abuela lo tarareaban, eso sí, curiosamente, ambas ignoraban la letra. Vea, si no:

    Non me fodas nos camiños
    Que eu non son unha cadela
    Bates cos collons no chao*
    Énchesme a cona de terra

    Variante del v. 3:

    Andas cos collóns d'arrastro

    Celebro haberle servido de ayuda, porque me sentía en deuda con usted, soy asidua de su blog, del que por cierto he leído todos y cada uno de los posteos. Gracias y un saludo.

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