El Blues de Soto del Real (Oh Lord, won't you buy me... Janis Joplin)
Regresando hoy a casa, incausada y bienvenida, me ha visitado desde los adentros de mi cabeza una vieja y maravillosa canción de Janis Joplin, Oh Lord, won’t you buy me a Mercedes Benz... Y al ritmo de esa música interior, de pronto me he visto cambiándole la letra en un registro absurdo, primero en inglés y casi inmediatamente, en castellano. El ritmo y el juego me repiqueteaban por dentro. Llegado a casa, me senté a mi instrumento. El teclado Qwerty. Y esto es lo que salió de todo ello. Y aun a riesgo de ponerme a los pies de los caballos, o más bien a los pies de los Hermanos Calatrava, que ya es ponerse, he decidido que no me iba a negar el gusto.
El Blues de Soto del Real
Anti-versión libérrima de la canción arriba citada, ejecutada con incomparable pericia por la siempre exquisita Gold Metal Band, conjunto carcelario formado por los más destacados tomadores del dos, amigos de lo ajeno y otros afamados profesionales del ramo, en la capilla del centro penitenciario de Soto del Real, al término de la Santa Misa.
Tengo que rogarle a los lectores su comprensión por no citar los nombres de los artistas, en el caso de los presos preventivos por la necesaria presunción de inocencia y en el caso de los condenados definitivos... porque no los hay. Así, con la seguridad de que nadie podrá reconocer a estos ciudadanos todavía sub judice, muchos de los cuales serán declarados inocentes, me atrevo a transcribir la letra.
Uaaan, chiuuu, zriiii, for...
Haz, Dios, que me compren
mi Mercedes Benz
mi loft y mi yate
a un precio fetén
Haz, Dios, que coloque
mi audio jaig-end
las joyas, los cuadros
y el joum ziater
* * *
Haz, Dios, que le venda
a don Pedro José
la agenda, el pendrive
jard-discs y el PC
para que me afore
con rico parné
todo lo que pueda
por la caja B
Y haz, Dios, que publique
de lo que entregué
y con fotocopias
que le pasaré
las fechas y firmas
y hasta los carnés
de los perceptores
y del aboné
* * *
Haz, Dios, si lo quieres,
que permite el juez
que mi Rosalía
pa’ poder comer
pague las facturas,
que algo le dejé,
de los gananciales
y del paripé.
...Quiero que se laque
pa’ venirme a ver
todas las uñitas
de manos y pies
(Y aquí, todo el plantel de músicos, suspiró dolorido y al unísono, que todo corazón tiene razones...).
* * *
Y haz, Dios, que a Mariano
lo podamos ver
aquí con nosotros
con la bola al pie
llevando la banda
como solo él
con gusto impecable
nos mandaba hacer
end nau, ol tchiugueda
¡Ol tchiugueda nau!
(y entonces el grupo selecto de metales, viento, cuerdas y percusión retomó el tema desde el principio, ya empujando a tope y enfebrecidos. Desde las más lejanas galerías de la prisión se alzó, coral y acompañando al grupo, un acompasado estruendo de escudillas golpeando las rejas a ritmo, y el inverosímil coro de los desposeídos, unido al de tantos de sus despojadores, crecía y crecía, al modo casi de esas criaturas que esta mañana, a la entrada de Lionel Messi a los juzgados para declarar en calidad de evasor fiscal, jaleaban al héroe).
...Haz, Dios, que me compren
mi Mercedes Benz
mi loft y mi yate
a un precio fetén...
(Nota) las transcripciones del inglés están tomadas de las notas fonéticas de los asesores para los discursos de los defensores de la candidatura de Madrid para los juegos olímpicos de Madrid 20.020.
No las tomen, pues, con el pie cambiado o con una sonrisa de conmiseración. Costaron 200.000 euros, es decir, son obra de los mejores profesionales del sector. Y ninguno de ellos irá a la cárcel. Ni los asesores ni los asesorados. Ténganlo por artículo de fe.
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