domingo, 16 de marzo de 2008

Por favor se lo pido, apéenme la sinceridad

Por favor se lo pido, apéenme la sinceridad.

Contra la modernidad.
–Buenas tardes, ¿Qué hay de viejo?–

La elegancia ni se crea ni se destruye, sólo se perfuma.

Lecturas de bolsillo. Los códigos de barras.

Eslóganes electorales. Las ideas, caras.

Los portaestandartes lo que agarran con firmeza es el palo. Por la bandera mejor ni les pregunten.

Diurético. Medicamento que ayuda a orinar conforme a moral.

Para no ver las cosas basta con volver la cabeza y ensimismarse en los sueños.

Estoy hastiado de esta conciencia que no para de dejarme dormir por las noches. Algo debo de estar haciendo terriblemente mal.

Lo mediocre ya está prácticamente a punto de alcanzar la excelencia.

La talla única no le cae bien a nadie, excepto a los bolsillos del fabricante, que son lo que más destaca en tales pañerías.

Las principales plantas peremnes son las malas hierbas.

Me encantan los mártires, lo irritante es lo poco que les dura la especialización.

Da un no sé qué tener que definir como abyección la obra de alguien capaz ya de entrada de definirse a sí mismo como “Chiquilicuatre”. ¿Qué hacer en semejantes casos, Dios mío? Recuerdo aún cuando un Borbón local cayó decapitado haciendo deporte, o de otro que se estolozó contra una cristalera, estremecedoras paráfrasis de cuáles son los riesgos actuales que corren las monarquías y otras testas asimiladas, y es entonces cuando dan ganas de caer en hinojos e impetrar: –Señor todopoderoso, si te pluguiere ¿No nos mandarías otra señal? ¿Una electrocución en directo con el guitarrillo, o con el pinganillo tal vez? Señor ten piedad de nosotros, Señor ten piedad. Y 24 horas con los brazos en cruz creo que podría seguir impetrando éste Su siervo… y 24 veces 24 horas.

Los objetos prestados se rompen antes, al menos según el profesor Murphy, legista éste de conspícua fama planetaria, así que razón de más para no devolverlos, me atrevo a aquilatar.

La mala memoria se puede sustituir ventajosamente por una agenda en blanco.

Un niño no es más que el extremo carnoso de una PSP.

Cargo de conciencia. Dícese de la comisión que se lleva el banco sobre aquellas cosas de las que uno se arrepiente.

Del rico el consejo. De administración.

Y cuando las de su vecino ven pelar ¿Qué diablos ponen ellas a remojar?

Para Pau A. Las estrellas binarias son las compuestas de ceros y unos.

¡Tiempos aquellos en que la pobreza era gratis!

Arbitrismos. A aquellos que creen en el Tarot yo propondría aplicarles la castración alquímica. No les va a pasar nada, me temo, pero seguro que sufren una barbaridad. Lo que algo consuela.

Tengo un pie en la fosa. Séptica.

La inflación dio comienzo cuando un jeta empezó a pedir dos escudos por un escudo, apareciendo encima un gilipollas que se los pagó. Y ya para qué queríamos más.

-Papá, ha llegado la basura-. –Diles que no queremos- (Groucho Marx).

La razón más poderosa para la prohibición del canibalismo es evidente. Hay gente por completo indigerible.

Animales de tiro. Gente que se te duerme en los caireles.

Existencia vegetativa. Me han puesto a ensaladas.

Antes fuimos el homo erectus. Fueron sin duda tiempos felices. Ahora, por causa de la evolución, ya menos.

Ha sido mi cumpledaños. Gracias a todos por las muchas ferocidades, gracias amigos, gracias, gracias.

Curiosidades matemáticas. Para un empresario modelo corriente y promedio, la hora laborable consta de 120 minutos. Para el empleado de 30. Obtenida la media, ésta resulta ser 75 minutos cada hora, los que efectivamente deben trabajarse, como dejan bien claro los acuerdos laborales, que para eso se pactan a satisfacción de ambas partes.

Jerga bancaria. Hay veces que dan unas ganas irresistibles de aperturarle las venas al apoderado de la sucursal, la verdad.

De mayor me gustaría ser teleprevaricador.

El pasado vendrá a ser como mejor le parezca al futuro, y poco más barrunto que podrá uno farfollar ese día.

Agua de borrajas. Refrescante bebida para estos sofocos tremendísimos de la larga campaña electoral.

Sólo permanecen vigentes y duraderos los asuntos superficiales.

La inteligencia es invisible para el hombre que no la posee (Artur Schopenhauer). Corolario: …y la estulticia para el que la disfruta.

Para gastar bromas terribles nada como allegarse el primero a alguna parte y contar la verdad.

La felicidad que no proviene del alcohol no es otra cosa que felicidad artificial (Anónimo).

Dinero que no proviene de la mujer es dinero mal habido (Anónimo). Hay que ver la de cosas sensatas que de siempre reporta este autor.

No existe viento favorable para el que no sabe donde quiere ir (Lucio Anneo Seneca).

Todo punto negro circulatorio vive de sus mirlos blancos.

Leído en Qué, Madrid, 25 de febrero de 2008. “Muere un joven en una pelea multitudinaria de 27 puñaladas”. Claro, el desdichado caería en medio de las puñaladas que andaban disputando pugnaces entre sí por averígüese ahora cuál quisicosa y así, sin comerlo ni beberlo...
Y me pregunto, ¿Al redactor de este rotundísimo cuesco, pues no se me allega a las mientes otro mejor sustantivo, no habría tal vez que administrarle siquiera un sólo navajazo, no mortal de necesidad, sino simplemente muy doloroso …qué diría yo, de ocho o trece puntos de sutura en el muslo y grave a secas, pero sin pronóstico reservado, para que se advirtiera el asno en lo sucesivo de no colocarse en medio de peligrosas reyertas de incomprensibles y a buen seguro recién inmigrados quids, quods, quoques, quomodos y quandos o de otras igualmente mortíferas de los estrictamente locales pero no menos agresivos sujetos, verbos, predicados y complementos todos ellos por completo encabronados entre sí por causa de haber perdido cada menda su sitio?

Homeopatía. Gotas contra la gota.

Ideológicamente hablando los políticos -de toda la vida-, en lugar de aportar la más mínima idea, lo que prefieren poner sobre la mesa son los zapatos.

…y líbranos Señor de mal y de los calificadores de sus ejes.

Tremendo problema éste de la oposición. La de los defensas.

Un auténtico caballero, y no sólo por precaución elemental, sino por fineza debida y por delicadeza hacia los cónyuges, con las mujeres de sus buenos amigos sólo deberá de practicar el sexo anal.

Me encantan esas minifaldas que por abajo llegan de sobra hasta el ombligo. Dan con qué soñar. O la imaginación al poder.

Intemporal. Pues que no llueve, evidentemente.

En cuestiones de principios la costumbre es sentarse a ver hacia dónde apuntan los finales.

Poseía una desarrollada inteligencia digital. Para números mayores que cero contaba con los dedos.

¿Abrazar la virtud? Sólo con su consentimiento, se comprende.

En el exitoso camino hacia el hambre no sólo hay que contar con la desdicha. El ayuno voluntario también ayuda.

El Señor nos ha dado la cabeza para que disfrutemos viendo cómo los que mejor saben usarla rematan impecablemente a la red.

Parafraseando al Eminentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de Alicante, Don Rafael Palmero, no existen verdaderamente asesinos vocacionales, sino súcubos esclavos de ese execrabilísimo vicio del andarse siempre propiciando como víctimas. Hasta que claro…

La experiencia es esa sabiduría especial que tanto ayuda a aprender a dejar de hacer las cosas a tiempo.

Fija discontinua. Sentimentalmente es lo que dice ser la ex-novia, ahora de nuevo reciclada, de un buen amigo mío. ¿Es o no para adorarla?

La existencia es una submarca de la buena vida.

Llevo reencarnándome 54 años en el mismo cuerpo. Estoy de este ruinosísimo gachó y del budismo hasta los c…

Juntas ocho o nueve españoles y te salen catorce o quince patrias autónomas. Y es que hay quienes se ven obligados a trabajar a venticinco y hasta a treinta kilómetros de la suya, en pleno exilio, o incluso ya en puro y duro territorio enemigo, los desdichados.

Intentarlo es el primer paso hacia la ruina (Homer Simpson).

La posesión del lenguaje está en relación recíproca con la fuerza del pensamiento. –O debe estarlo. (Paul Valéry). ¿Qué antiguo el pobre vejete, verdad?

Sólo hago ejercicio de cuello para arriba. (Alfred Hitchcock).

Las buenas causas son esas que merodean por ahí buscando un mal actor que las patrocine.

Edmond Rostand, cuando cumplió ochenta años se miró al espejo y exclamó: -Los espejos ya no son lo que eran.

El marketing consiste en saber vender lo superfluo como necesario, so capa de imprescindible y a precio de exclusivo.

Lo ilegal se lo conseguimos de inmediato, para lo inconstitucional tardamos algo mal (Henry Kissinger).

El sexo débil es cuando a tí se te pone morcillona y ella hecha una morcilla.

No hay mayor infelicidad bajo el sol que la del fetichista que brama por un zapato de mujer y tiene que acontentarse con la hembra entera (Karl Kraus).

El tiempo todo lo arregla. Pagando.

Los bancos nos aman por nuestros instintos. De compra.

Hay chicas que en el cine se tienen que cambiar hasta tres y cuatro veces de sitio antes de que las molesten (Robert Lembke).

Ellas hablan el doble por la sencilla razón de que nosotros escuchamos la mitad.

Me da toda la desagradable sensación de que lo ridículo ni paga ni ha pagado jamás un impuesto.

Discúlpenme los afectados, llevo demasiados post-it en la conciencia como para que a veces no se me despeguen algunos.

La religión es la industria de las causas inexistentes. Lo cual no empece para que funcione como un cronómetro suizo.

Un científico es ese hombre preparado vocacional y profesionalmente para marcar por equivocación el número correcto.

No hay cosa más irritante que tener que dar explicaciones sobre los propios silencios.

El cambio climático. España se tropicaliza. Finalmente seremos una república bananera por derecho propio, felizmente y aquí mismo en nuestra propia casa, sin más lejanos experimentos en antiguas colonias y demás periferias alejadas. El plátano para el que se lo trabaja.

La televisión mide la estatura política de los candidatos. En pulgadas.

Empiezas por invitarla a cenar y le acabas pagando la pensión de alimentos (Popular).

Hace falta más firmeza, que el Gobierno se mueva todavía menos.

A males extremos, extremas unciones (Mirco Stefanon).

No existen perros feroces sino hombres que morder (Mirco Stefanon).

Me he casado días atrás y pensé… la ocasión bien merecería una agudeza. Pero no es tan fácil, no crean. Es prácticamente imposible decir algo original al respecto, bueno o malo, cursi o feroz, a favor o en contra que sea. Sin embargo, el Señor ayuda a sus siervos y escribe derecho con esos renglones torcidos que tanto engrandecen a la divinidad, así que una tarde y ya casi en vísperas del himeneo, mi susurrante mitad, mi maracuyá con chocolate, mi avecilla, me inquirió dulcemente al caer la tarde: –¿Le sugiero algo a la gente para las fotos?, ¿Vamos a hacer algo especial, mi Salomón, mi David, mi Solal de los Solal?– Y fue entonces y sólo entonces cuando, al cabo, se me abrieron las mientes. –Que se pongan todos guapísimos así como nosotros estaremos, mi Sherezade, mi almíbar, resplandecientes como soles, rutilantes de alta luz y ojos altos, como dijera el poeta–, contesté, –que matrimonios hay más de uno y duran lo que duran, pero las fotos sí que son para toda la vida.

Y pensar que hay gente incapaz de distinguir el amor de la cama, metiendo en el mismo saco una idea abstracta sujeta a toda clase de variaciones culturales, rituales o de simple moda junto a un útil y sólido y tangible mueble de verdad, en el que disfrutar de años y años de repetidos goces ¡Qué barbaridad!

Cuando quiero que no me hablen me pongo el traje de calle.

Dios ha creado todo de la nada, pero la nada se transparenta debajo (Paul Valéry).

También soñar cansa.

Ya no es suficiente con ser un discapacitado moral público y notorio. Ahora, además, te exigen el certificado de homologación.

De todos los acosadores el más implacable es la edad. Y tengan por seguro que les llevará al huerto.

Me abstengo de decir que es un cretino, no sea que me llamen adulador (popular).

Soy taxicómano.

Diplomáticos, esos exhibicionistas que se ponen a las puertas de los palacios de congresos con sus gabardinas de marca a enseñarle la pajarita a la pobre gente que circula desprevenida.

Mi amigo X. X. fue un joven normal, pero ahora es un gilipollas. No cabe duda de que ha disfrutado de una importante y continuada labor de apoyo.

Cierto es que gracias al sexo se conoce más gente, como proclama el adagio. Razón de más para preferir el viejo y sólido y seguro vicio solitario. Y por la misma razón. La compañía.

EL capitalismo es portentoso. Ha logrado obviar de forma definitiva el único texto que lo explicaba a fondo. Das Kapital.

Al parecer, el progreso todavía tiene algunos problemas. De teclado.

No sé por qué hoy me he acordado hoy del aguilucho de don Rafaé. Pum, pum…, etc. Y al punto me ha venido la ilación de que aguilucho no sólo lo disfrutamos intensamente aquí, igual con Isabel la Católica que con Rodríguez Zapatero, (y los que vengan); pues tenemos también el águila albanesa, el águila alemana, el águila de los Hohenzollern, que no sé si es la rumana pero seguro que son uña y carne, la imperial y napoleoniquísima y bicéfala, la nuestra, por descontado y en versiones pre y post-constitucional, para no ser nunca, nunca menos, e infinidad de otros pajarracos de la familia, todos ellos plumeando deleitosos por doquier hasta oscurecer por completo el sol; y last but not least, el águila calva, embutida en su círculo estrellado digno de una Inmaculada de Murillo y privativa sin embargo de los mismísimos amos del cotarro, planeando como un reconfortante cazabombardero –Nuestra Señora de la Seguridad Integral–, de Alaska al Misisipí y del lago Michigán a Nuevo Méjico; y vengan águilas y más águilas por doquier y allá donde quiera poner uno su vista de águila encima del planeta Google, este bolardo. Mas de buitres y quebrantahuesos ni uno, que pareciera que tanta rapaz lleve campeando en innúmeros escudos, o mejor cieleando, toda una Historia Universal en el business éste tan inconfesable del fomento de la ceguera con la sóla y exclusiva función de darnos por el saco, dicho sea coloquialmente y para entendernos. Total, que se podían haber buscado otro bicho. Un mono con los ojos tapados, verbigracia, que tampoco anda tan falto de imaginería.

3 comentarios:

  1. Para Alberto C.

    Sólo hay 10 tipos de gente, los que entienden binario y los que no

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  2. Ya no sé si estamos hablando en base 2 en base 10 o si se trata de fuzzy logic. El caso es que creo que me sale a faltar algún tipo, 3 o 6 o por ahí, pero la gente es imprevisible, incluso la que usa ábacos pentadecimales, que de todo hay en la viña. Y mejor así.

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  3. "Y cuando las de su vecino ven pelar ¿Qué diablos ponen ellas a remojar?", se pregunta el buen bloguero.

    Cuando eso ocurre, Alberto, nosotras solo miramos con obscena curiosidad y, naturalmente, no nos damos por aludidas. Solemos entretenernos con ese y otros sucesos, pero siempre después de la colada, los garbanzos ya se compran remojados.
    Lo de la colada es la adenda-regalo que recibirá con lógico alborozo el machista cuya ropa suele ser la que provoca un sinnúmero de coladas; las mujeres apenas manchamos, una agüita y listo. Y recuerda que un machista no es el que se cree superior a la mujer, sino el que querría creérselo, al menos creérselo; serlo, pues ya qué quieres que te diga. ¿Y de dónde saco yo que este excelente bloguero -seamos justos- lo es, machista? Seleccionemos uno de tantos ejemplos; hay más, muchos más en los restantes posteos (¡toma verbo!), salta a la vista que al autor le gusta manifestarse machista más que a un tonto los caramelos:

    "Ellas hablan el doble por la sencilla razón de que nosotros escuchamos la mitad".

    ¿Veis? ¿A que es gracioso? Sí, pero también aquí te equivocas, yerras de cabo a rabo. Nosotras hablamos el doble porque vosotros necesitáis de realimentación continua como mi nietecillo; todas las abuelas sabemos que a un señor se le habla como al pequeñín, clarito y reiterando mucho. El pequeñín lo aprovecha, crece.

    En cualquier caso, Alberto, no queremos que te sientas molesto, al contrario. Bien sabes que eres un excelente observador de todo, exceptuada la mujer, reflexionas como si jugaras, trasladas tus reflexiones con sarcasmo y grande donosura castellana al blog y sé de muchas mujeres que te leen atentas siempre; apenas una sonrisilla cuando el machismo provocador. Y es cuando, encantadas, te dejamos un comentario como este porque intuimos que te gustan las huellas femeninas.

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