No se sabe que es peor si tener muchas ideas propias o muchas ajenas.
Tiempos aquellos de la enseñanza reglada. A reglazos.
Hablar por hablar es balbucear al cuadrado.
Cuestiones a escolarizar con urgencia. ¿la ache se escribe con ube o con ve?
Todos tenemos el derecho constitucional de disfrutar de ventajosas prestaciones imaginarias.
El idioma ni se crea ni se destruye, sólo se contagia.
Aquél increíble desvarío indumentario de los siglos XVII y XVIII. Y tener que aguantar ahora a un friki de estos creyendo grandísimo hallazgo y provocación sin límites el pasearse delante de una cámara pegando grititos, con una cresta de pollo de plástico en el occípite y unas gruesas gafas de pasta con cristales de culo de vaso, de esas pensadas para escarnecer ciegos, risible colectivo sin duda, y avanzadísima mostración de inteligencia. Y esto un día y otro día y el siguiente...
En una sociedad de iluminados si quieres llamar la atención, tendrás que ir por ahí apedreando farolas.
Está tan sobrecargada e hipervalorada la carrera hacia el infierno que mucho me temo que el día menos pensado le vayan a implantar un severo númerus clausus, y a ver entonces donde iremos la mayoría, como siempre a corto de créditos de todo tipo, que en cambio sí que habrán atesorado prudentemente los avispados de siempre y quienes a buen seguro gozarán también de buenas y verdaderas influencias ante don Pedro Botero.
Física mínima. La suma de infinitas debilidades se llama fuerza débil.
Ciencia política básica. La unión se hace a la fuerza.
Las causas últimas nunca serán las primeras.
La originalidad consiste en concluir acertadamente descartando por completo las premisas, lo que se alcanzará raramente al azar y ya con asaz mayor dificultad estudiando muchísimo y a propósito.
Ciertos futuros ya enseñan claramente su patita de anacrónicos.
Para Pau A. Cosmología recreativa. Tiempos éstos de nada inflacionaria, aunque sin esperanza alguna de aparición de discontinuidades, según estimaciones de los entendidos.
Cosas que ya pasaban en el siglo XVII. La Qale barroqa.
A base de no tener razón y de ejercitarse en justificar lo injustificable se pueden levantar duraderos edificios intelectuales sólidamente cimentados con el cemento más poderoso de todos, el del libre y mutuo consenso para rapiñar, amasado además por cada hormigonera de producto con el añadido de un buen par de cubos bien rasados de pacífica aquiescencia de los rapiñados, de venta en cualquier buen almacén del sector ideológico o en tiendas de laissez fair, laissez passer, con tarifas populares y regladas, éstas sí, por tratarse de un bien público.
Apuntes para un Vademecum. La anorexia intelectual se manifiesta con una grave y continuada pérdida de peso moral de la que el paciente nunca llegará a tomar conciencia por más ayuda cualificada que se le proporcione. Y ni que decir tiene que con ella marchará alegre y plenamente confiado en su normalidad ética hacia la tumba.
Tanta butaca y tanta lectura a deshoras y tanto sillón y escritorio y teclado y tanta libreta con su goma preceptiva apretándole la cintura para que no se le desparramen los glosares y tanto escolio van a acabar en acentuada escoliosis, va a ser que sí.
Se precisa perfil del candidato. Pues evidentemente, que a ver cuál empresa en sus cabales y más aún para dedicarle la flor de su vida al mercadeo y al expolio del prójimo vaya a precisar de nadie que tuviera la ocurrencia de ir a presentarse de frente en ninguna parte, ¡pues hasta ahí podíamos llegar!
Un problema es esta cantidad obscena de todos o de casi todos que cada cual se tiene que echar con diligencia a la chepa para acabar finalmente por no enterarse de nada.
Una sóla palabra desafinada debería doler más que el descubrir un agujero en las calzas de gala del emperador, pues hay cosas que nunca debieran de acaecer y otras que no se entiende como todavía es posible que aún se empecinen en ellas y que se paguen euros largos para que sigan aconteciendo.
El demócrata, en busca de igualdad, pasa el rasero sobre la humanidad, para recortar lo que rebasa: la cabeza. Decapitar es el rito central de la misa democrática (Nicolás Gómez Dávila). ¡Ay don Nicolás... que idea tan poderosa como poco matizada! Tal decapitación podrá ser hasta cierta, pero sería simplemente figurada, que su admirado ancien regime, en cambio, igualaría bastante menos, pero cuando se ponía a rasar lo hacía en serio y las cabezas no eran precisamente en imagen, efigie, o simbólicas, ni los experimentos sociales se efectuaban entonces sin poner algún que otro cráneo en el cesto, convendrán. Con todo y ello la portentosa capacidad expresiva y expositiva del carca de don Nicolás tanto cuando decía verdades como cuando decía necedades, era y es casi inigualable, con cabeza o sin ella, y ante ello yo agacho respetuosamente la mía, y además con o sin la anuencia de Doña L. S., respetadísima clienta de este blogue, por lo demás.
Y continuando con Don Nicolás, nos dejó dicho el prócer: “Lo que no es complicado es falso”, pero me temo que ya en su propia frase se administró inadvertida angostura, pues me digo yo, – siguiéndole–, que no sólo es inspiradamente bella, lo que podría ser opinable aunque en nada ataña a su certeza, sino perfectamente sencilla, sobre lo que ya habrá más consenso, y por consiguiente y aplicando su propia receta se convertiría la dicha ocurrencia en más falsa que un desmentido tajante, pues qué vamos a hacerle, Nico, chato, que es la vieja trampa de ir por ahí desempeñándose con universales, tipos éstos cuajados de dobleces donde los haya.
No existen remedios para casi nada, lo que no empece para que se haga constante ejercicio de ensañarse con las causas y demás alrededores de las cosas, como si el simple hecho de conjurar sus antecedentes y circunstancias fuera a cambiar sus efectos, casi como pretendiera un cualquier semi-salvaje bienintencionado de esos que todavía abundan, cubriendo de oraciones lo mismo un esquife a estrenar que la pócima para un enfermo amortizado o los cascotes de un edificio derrumbado y aspergiendo e hisopando enseres, primeras piedras, estadios, fideuàs, trofeos deportivos presentados a Nuestra Señora del Carmen y cuanto más imaginarse pueda, todo en parigual batiburrillo, y en la firme esperanza de concitar el sonido de alguna flauta. Flauta edulcorada y sacra sin duda, y milagrosa y señaladora firme de esas anchurosas autovías para ratones que existen en todas las salidas de Hamelin, este paraíso.
Si algo desquicia de verdad del mundo moderno es la cerrilidad del software, que supera incluso a la de la burocracia misma, razón por la cual ya empieza ventajosamente a sustituirla y con sus defectos generosamente aumentados, pues todo es un mejorar y un prosperar rectilíneo y sin cuento.
Corolario. Dicho software será finalmente inteligente cuando se insulte desesperados a una página de un formulario dado y éste conteste presentando una denuncia con la adjunta grabación del denuesto a punir, calificando el caso, deliberando, sentenciando, imponiendo la correspondiente multa y embargando automáticamente su importe de la cuenta corriente. Y todo ello en unidad de jurisdicción y de acto, inapelablemente y ya mismo, novedad esta última en verdad revolucionaria, forzoso es reconocerlo.
La gente “ya de una cierta edad” lo que tenemos que hacer es teñirnos las canas para que aunque no nos respeten, siquiera no nos cubran de lapos. Y es que lo viejo ya no vende un carajo ni tan siquiera en ese su tradicional nicho de mercado de la respetabilidad, la experiencia y el consejo non petito.
El tirano y el malvado se industrian en sustraerse a toda rendición de cuentas, aunque no escapan a las que les impone ocasionalmente el azar que, por suerte, de algunos de ellos nos va librando siquiera a poquitos, porque la naturaleza no es perfecta, pero tampoco del todo ineficaz, y además, de algo habrá que alegrarse, así de tarde en tarde.
La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo (Alberto Einstein). Pues ya lo ven, en aquel tiempo tiempo la sociedad rendía homenajes a las mentes racionales, ¡imagínense... y aún se amargaba el gachó!
A la descendencia, como su propio nombre indica, habrán de dejársele las cosas debidamente enfiladas cuesta abajo. Y de que se les pongan cuesta arriba ya que se ocupen ellos.
Parece ser que la luz de la razón se curva en presencia de cualquier masa significativa. De monetario.
Sospecha de esas verdades que te cuentan espontaneamente, pues por las certidumbres se paga amplio, o será que haya gato encerrado. Así que para empezar, ni se les ocurra fiarse de este escribiente.
Las inocentes y bienintencionadas primaveras de la desesperación ni tan siquiera se imaginan lo que podrán llegar a ser sus inviernos.
La conciencia no sabe nada de política y la política nada de conciencia. Y si oyen que cualquiera de ellas apela a la otra, lagarto.
Me imagino el monto del dinero como el depósito de todo aquello que ya no es y no podrá volver a ser, y como el destino final de todo lo que se le ha ido sustrayendo al planeta y que actualmente tan sólo subsiste bajo las especies de amonedado o ahuchado, figurándose mejor el lector tal hecho acudiendo a la imagen mental de dos depósitos comunicados por válvula de paso de un único sentido acoplada a un mecanismo aspirador por cuya mediación todo lo que se tomara del almacén de la madre tierra fuera a parar a una bóveda acorazada de dimensiones indecibles, y para ya no regresar jamás. Las arcas de Mammón, deprisa o despacio, en mayor o en menor cuantía, con altibajos o sin ellos, crecen año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio, creando una sosegada ficción de tranquilidad, de prosperidad y de progreso, mientras los recursos disponibles para lo verdaderamente necesario y para el razonable sustento de todos, (y mídase ello en cualesquiera unidades se prefiera), disminuyen de manera inversa, perceptible y constante. Finalmente cuando todo lo que fue y hubo sobre el planeta se haya convertido en metal de ley, papel moneda, carta de crédito, pagaré o apuntamiento de cajero, se apagará la maquinaria de aspiración por carencia definitiva de qué aspirar y la cantidad amasada quedará para siempre estática, tan inservible, inoperante y próxima al infinito como lo necesario haya quedado de agotado e infinitamente cercano a cero.
Lo positivo es que según la mayoría de las estimaciones todavía faltarán algunas semanas para ello, así que por favor acúciense los estimados clientes en concluir sus apreciadas compras y diríjanse a la línea de cajas, gracias.
Pocos desasosiegos les causan esas aguafiestas notorias de las soluciones a los problemas, pues son legión los que aún largo tiempo después de resueltos todavía se empecinan en seguir ignorándolas y en seguir dándoselas de insolubles, intrincados y gordianos, que es como de verdad les gustaría ser.
Los caminos de perdición destacan por lo cuidado de su asfalto y la pulcritud exquisita de su mantenimiento.
Las sectas en general no gustan de permitir el que sus hijos se asomen libremente al siglo, en el temor de que allí puedan corromperse, pues consideran preferible que esto último ocurra más amorosamente en casa.
Gradaciones idiomáticas. Chunguillo, chungo patata, chungo, chungo cantidá, chungo chungo pero chungo ¿eh?, chungo de cojones, chungo de la hostia y chungo del copón, éstas tres últimas de una calidad expresiva tan inextricablemente próxima entre sí que resultará de muy áspera complejidad el acometer su preceptiva explicación en cualquier curso de estudio avanzados de español para extranjeros, antiguamente castellano.
Un aforismo perfecto es ese clavo que de un único y rotundo martillazo se le deja hundido hasta el fondo en la frente al apreciado lector.
Titular del diario “20 minutos” edición Madrid, el 10-06-2008. Cito textualmente: 77.000 Euros a los padres de un bebé que mató una bacteria. Es sabido que hay bebés terribles, y éste seguramente se extralimitó matando al microorganismo, aunque cabe la posibilidad de que el discapacitado cerebral del redactor hubiera querido expresar que se le han entregado 77.000 euros de imdemnización a los padres de un bebé muerto por causa de una bacteria, y quiere uno suponer que por mediar negligencia hospitalaria o médica, aunque dado el alarde de oficio del simio del gacetillero lo que es este servidor, y ya metido a togado, no dudaría ni un segundo en exigirle al plumífero otros 77.000 eurazos de vellón de multa, para entregárselos igualmente a los inconsolables padres de la bacteria, pobrecita.
Cuando tengo un mal día al llegar a casa le suplico a mi hijo que me escupa. Y es que cuando un hijo te escupe, lo demás algo se relativiza, las cosas como son.
Que lo ministra de igual dado que dada acabe hablando de miembra (o de caraja o de pollo, si se terciare) no parece más que el lógica consecuencio de su función, que acabó efectivamente por crear la órgano, visto lo oído. Bueno ya no sé bien si lo miembre, la miembro o el miembra, que eso dependerá del lado del cual le cargue la badajo a lo Excelentísima Señor, como diría una sastro.